16 July 2011

Noa's concert in Pollença (Mallorca, Spain)


Photo by Miquel Garau

MARINA ANDREU. El Claustro de Sant Domingo en Pollença acogió el pasado viernes el concierto de presentación del nuevo disco de Noa, Noápolis. El patio estaba lleno, las entradas se agotaron y algunos tuvieron que quedarse a las puertas del patio. Pero no hubo un reproche. La ocasión lo merecía y el público, muy elegante, estaba dispuesto a disfrutar con el espectáculo.
Se atenuaron las luces y a escena salieron los músicos, entre ellos el guitarrista y compositor Gil Dor. Un largo y frío silencio de expectación. La protagonista apareció poco después sobre las tablas con un vestido corto negro, dejándose admirar por los presentes que, entre susurros, comentaban lo guapa que estaba. A todos ellos, Noa dedicó una mirada cómplice, justo en el momento en el que sonó la primera de la noche; una canción tranquila a la que acompañaba una escenografía de luces lilas que hicieron el ambiente acogedor a pesar de que el público aún seguía algo rígido.
En la primera parte del recital, la artista pidió a los asistentes que cantasen con ella, aunque, al principio, la respuesta fue bastante fría. Pero solo en los comienzos. A medida que fue avanzando la noche el público se fue animando, sobre todo cuando la israelí demostró que, a la percusión, no desentona. Primeros aplausos.


La sonoridad del claustro contribuía a que la belleza de la voz de Noa fuese aún más espectacular. Y la puesta en escena, mínima pero impactante, fue suficiente para lograr el ambiente deseado de intimidad y recogimiento.
Fue ya en la segunda parte de la noche cuando Noa descubrió a su público algunas de las canciones de su más reciente trabajo, Noápolis. Para ello se cambió de atuendo: un vestido blanco y largo hasta los pies, con el que la artista adquiría un aspecto casi virginal.

El castellano "muy melodioso"
Entre melodía y melodía, la israelí se dirigía al público para explicarles el por qué de este nuevo álbum, y lo hizo en castellano, idioma en el que cantó algunas canciones, entre ellas el clásico Santa Lucía Lontana, traducida por Joan Ollé. "No sé hablar en castellano pero disfruto cantándolo porqué es un idioma muy melodioso". Del inglés al castellano pasando por el hebreo y el napolitano, todo un recital idiomático.
Una vez más, Noa mostró la mezcla de culturas que corre por su música y el gran cariño que siente por los pueblos del Mediterráneo. Con su forma peculiar de moverse, la artista dejó ver sus raíces judías yemeníes.
Uno de los momentos más emocionantes llegó con los bises -en concreto tres-. Lo inició con la canción de la galardonada película de Roberto Benigni, La Vita e Bella, para seguir con Shalom, shalom. La ovación final y los mayores vítores los logró la artista en su despedida, al entonar, casi en un susurro, el Ave María que en una ocasión anterior ya había interpretado frente al papa Juan Pablo II en el Vaticano.
Dos horas después, a las puertas del Claustro de Santo Domingo de Pollença, los asistentes al concierto se agolpaban para comentar la actuación. Emocionados, muchos prometieron volver a verla en concierto donde fuese. Noa lo había logrado de nuevo. La música es la mejor terapia contra la indiferencia.


m. elena vallés. palma
Noa. Cantante y compositora. Achinoam Nini, que en 2009 abarrotó el Parc de la Mar con la presentación de 'Genes & Jeans', actuará mañana a las 22 horas en el claustro de Pollença, en el marco del festival de la localidad. Acompañarán a la israelí Gil Dor, Zohar Fresco y Gadi Seri, que desplegarán el repertorio de 'Noapolis', un cancionero napolitano.
—¿Un músico es también un activista o debería serlo?
—Cada músico, cada ser humano es libre de hacer lo correcto desde su punto de vista, de hacer lo que su corazón y su mente le digan. Mi conciencia me dice que me implique y que diga lo que pienso. Creo en los artistas que tienen la capacidad de ponerse en el lugar del otro, que pueden ver a través de los ojos de los demás... Eso es lo que nos permite sentir verdadera empatía. En el judaísmo siempre decimos: ama a tu hermano como te amas a ti mismo. Éste es mi mantra, esto es lo que guía toda mi actividad humanística.
—Usted dijo en una entrevista que Israel está librando una guerra de supervivencia. ¿Qué quiere decir eso exactamente?
—Pues eso. Israel está luchando por su supervivencia en una región que está llena de hostilidad hacia ella. Mi país tiene una población de siete millones, de los cuales seis son ciudadanos árabes de Israel. Alrededor de nosotros hay cerca de 200 millones de musulmanes, la mayoría de los cuales han señalado claramente que no reconocen el derecho de Israel a existir. Mi batalla es asegurar que nuestra lucha terminará pronto, y no con pistolas, sino con palabras.
—Un momento: ¿se puede justificar la violencia por el mero hecho de que uno sienta amenazada su supervivencia?
—No. Creo y siempre he creído que la violencia es una pobre y patética sustitución del diálogo. De hecho, en hebreo, la palabra violencia, alimut, es una variación de la palabra mudez, la incapacidad de hablar.
—¿Qué críticas le hace a Israel?
—Nunca he criticado a Israel. Yo critico su gobierno. En Israel hay un sinfín de personas que creen en la paz y que trabajan por la paz. Una lista muy pequeña sería: The Parent's Circle, The Peres Center for Peace, Bridge over the Wadi, Yala Young Leaders, The Palestinian Dialogue Center in Ramalla, etc. Me decepciona que los medios internacionales casi nunca den cobertura y espacio a esta buena gente, a estos israelíes, árabes y palestinos que dedican sus vidas a la paz. Los violentos, por otra parte, gozan de mucha publicidad. ¿Por qué? ¿Acaso no está claro que este tipo de reportajes con un punto de vista único crean una realidad y una perspectiva que distorsiona y que es muy perjudicial? Le diré lo que pienso. En contra de muchos de sus ciudadanos, el gobierno actual de Israel no está haciendo lo suficiente para promover el diálogo con los palestinos. En mi opinión, el gobierno debería estar haciendo todo lo posible para volver a la mesa y continuar con las conversaciones directas, orientadas a resolver nuestros problemas y a alcanzar un acuerdo de paz. La solución existe, es bien conocida por todos. El gobierno de Palestina debería estar haciendo lo mismo: usar su poder para continuar dialogando.
—Pero nadie lo hace. ¿Cómo ve las revueltas en Oriente Medio?
—Las veo como un signo de esperanza: gente normal tomando su propio destino, cansada de la manipulación y la violencia, esforzándose por su propia vida y la paz. Admiro a esa gente. Rezo por que puedan alcanzar su objetivo y por que sus países puedan encontrar la tranquilidad de algún modo.
—¿Mejorará la vida de estos pueblos?
—Ya ha mejorado porque pueden vivir con la sensación de haber logrado algo. Han alzado la voz, han exhibido su coraje y su independencia. Bravo. Claro que la mejora de su actual calidad de vida es nuestro principal objetivo y es una cosa que aún está por ver. Como he dicho, rezo por ellos.
—En su último trabajo canta canciones populares de Nápoles. ¿Por qué este repertorio?
—He estado actuando en Italia durante muchos años y me siento muy cercana a la cultura del sur de Italia, especialmente a las canciones napolitanas. Encuentro que son temas muy universales y especialmente relevantes para la gente del Mediterráneo: canciones de inmigrantes, del mar, del dolor y del sufrimiento cercano, del humor y del romance. Son canciones simplemente bonitas.
—¿Es Berlusconi la peor enfermedad de Italia?
—Creo que Italia está preparada para un cambio. Mira al nuevo alcalde de Milán. Rezo por que Italia vuelva a su gloria. Es un país maravilloso
—¿Canta alguna en español?
—En el álbum sólo una, Santa Lucía. Pero en el concierto también cantaré otras en castellano que he ido interpretando a lo largo de mi carrera.
—La canción pacifista por antonomasia.
—Me gusta la canción que compuse titulada Shalom shalom. La cantaré en el concierto. Y cómo no Imagine de John Lennon.
—¿Qué necesita una canción para convertirse en un hit?
—Ni idea.
—¿Cómo cree que es su público?
—Increíble. Soy muy afortunada de haber podido tocar los corazones de mucha gente hermosa y sensible, especialmente aquí [España], en este gran país.
—¿Ha cambiado en estos últimos años?
—Mucho, pero esta pregunta daría para una larga conversación.
—¿Ha estado Noa alguna vez de moda?
—No soy una cantante fashion, de modas. Yo voy haciendo lo mío. Y a quien le guste, perfecto.
—¿De dónde viene su movimiento de manos exactamente?
—En parte de mi familia, de mis raíces yemenitas, pero gran parte de esos movimientos los invento. Es algo muy intuitivo.
—Por amistad, ¿es usted del Barça?
—Pep Guardiola es un amigo de verdad. Lo quiero mucho. Pero en realidad no sigo el fútbol. No soy fan del todo. Gracias a Pep, he visto algunos partidos del Barça y creo que juega genial y de manera muy elegante. Pero como digo, no tengo nada en contra del Real Madrid. De hecho, actué en el estadio del Real Madrid la semana pasada en un concierto dedicado a las víctimas de Haití. Ojalá todas las guerras sólo tuvieran lugar en el campo de fútbol.
—¿Qué le parece el proyecto de Daniel Barenboim llamado West East Divan?
—Una iniciativa preciosa.
—¿Se atrevería usted a tocar música de Wagner [Hitler usó su música para hacer propaganda nazi] en Israel como hizo Barenboim?
—No soy una cantante de clásica, Wagner no está en mi repertorio. Para mí la música es música, sea buena o mala, y eso es así a pesar de las opiniones de sus creadores [Wagner era antisemita]. Pero desde el asunto del Holocausto y el trauma resultante es tan doloroso y delicado para tanta gente en Israel que yo me lo pensaría dos veces.
—¿Ha envejecido bien la democracia?
—No es perfecta, pero no veo mejor alternativa. ¿Usted sí?


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