Muchos han sido los conciertos de la israelí Noa en Donostia. El viernes estuvo en Tolosa donde hubo una campaña de boicot, a causa del conflicto con Palestina. No funcionó la consigna y las localidades se agotaron con antelación. Hubo una concentración frente al Leidor y un manifestante subió a escena, situándose frente a la cantante con una bandera palestina. Fue sacado por la fuerza, con abucheo y gritos de «¡Noa, Noa!». La artista rompió en sollozos y se repuso a los bongos con su conocido I don't know. Al comienzo había leído un comunicado en castellano abogando por «la paz y el diálogo» y «soñando por una Palestina libre y próspera cerca de un Israel libre y próspero».
El recital no se resintió de la polémica más allá de esos minutos de tensión y Achinoam Nini pareció más en forma que nunca, en su conocida capacidad vocal y derroche de energía escénica. Presentaba el disco Genes & Jeans, que propone pop más o menos standard, apoyo en sus raíces yemeníes e israelíes y algún tratamiento que se asoma a claves jazz.
La intérprete de Tel Aviv ha renovado el equipo, excepto Gil Dor, pilar de su música, y el grupo fue igual de solvente que los anteriores. En larga túnica y descalza, abrió con temas nuevos, Waltz to the road, Something has changed, Ayelet chen, In your eyes. Se esforzó en euskera, desempolvó la magnífica Mishaela y recordó en Dreamer a su aventurero abuelo Israel Nini . Hubo teatralización con sus músicos en The eyes of love y un casi a capella en Ani tzameh.
Ahí llegó el incidente de la bandera y la fiesta siguió un poco dispersa con I don't know» ('I am strong I can fight), una oportuna presentación de los músicos y un solo del guitarrista. Tras el consabido cambio de look (en vestido sexy), cantó Noa el habitual Yuma, canto folk en el que hace percusión sobre su pecho y después hubo fiesta en Dala Dala y Heart and head, con juego de manto y floreros. Protagonizó un divertido cambio a pantalones vaqueros para Genes & jeans y el concierto fue cubriendo la recta final en la romántica Take me, la festiva Pokeach y la juerga en hebreo, El ha maayan.
Ya en los bises, se lució sola al piano con The balancing act y el hermoso encuentro desembocó en un aire yemení a dos percusiones de latón, el orientalizante pop de Keren or, más la guinda Es caprichoso el azar (de Serrat), sola con su guitarrista. Esta chica es un cielo.
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